sábado, 21 de febrero de 2015

Micología Forense

En éste artículo científico se postula a la Micología como una nueva herramienta forense.

INTRODUCCIÓN

De la teoría geocéntrica a la teoría heliocéntrica, de la antropometría a la biometría y del emisario real al tweeter, la evolución científica no se detiene y las ciencias forenses no deben quedarse atrás. La incertidumbre da lugar a la investigación y es esta la que constituye el motor que empuja dicho avance. La determinación de la data de la muerte en casos donde el estado de descomposición del cadáver es avanzado como así también la determinación de sitios donde pudieron haber estado enterrados dichos cuerpos hace necesaria la búsqueda de nuevas metodologías, siendo la micología forense una posible herramienta para subsanar dicho escollo ya que la biota fúngica presente en un cuerpo en descomposición y en fosas cadavéricas, es una herramienta útil para estimar intervalos post-mortem (de mediano a largo plazo) y post-entierro respectivamente.

Existen tres caminos principales, disponibles para coadyuvar en la solución de un hecho delictivo: la confesión del sujeto, las manifestaciones de una víctima o testigos, y la información obtenida a través de la evidencia física. Las mencionadas manifestaciones pueden ser no dignas de confianza, por el contrario, la evidencia física provee realidades objetivas o respuestas imparciales.
Se puede hacer una división en tres categorías que se utilizan en forma concurrente:
a)                 Evidencia cadavérica.  Basada en los cambios que presenta el cuerpo tanto en el período inmediato como mediato del intervalo posmortal, antes de la aparición de las manifestaciones de la putrefacción o después de estas.
b)                 Evidencia ambiental. Relacionada con las características del ambiente donde fue encontrado el cuerpo, temperatura, humedad, ropas que vestía, luz solar directa, aireación, fuente de calor cercana al cadáver.
c)                 Evidencia anamnésica.  Datos obtenidos mediante el interrogatorio referente a los hábitos del occiso, sus actividades diarias, trabajo y horarios.


            Muchos cambios físico-químicos comienzan inmediatamente después de la muerte y progresan en una forma bastante ordenada hasta la desintegración del cadáver. Cada uno de estos cambios se encuentra influido por factores endógenos y exógenos o ambientales, cuanto mayor es el tiempo transcurrido desde la  muerte, menos preciso será el cálculo, con las actuales herramientas....

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http://issuu.com/skopein/docs/skopein_n3_marzo-mayo_2014/43?e=9327521/7108555

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