Homicidio Serial
El homicidio es un comportamiento que ha estado presente a través de la evolución de la humanidad y quizá figura como un acontecimiento de importancia histórica, ya que se utiliza como un marcador de épocas; se habla de las victoriosas batallas de independencia, de la muerte de los monarcas, de los grandes genocidios en aras de una causa ideológica, etc. Incluso la tendencia actual de los noticieros es reportar el número y la forma de muertes violentas.
Ante esta realidad podríamos cuestionarnos con múltiples interrogantes... Porqué el ser humano no marca sus intervalos históricos con acontecimientos positivos? Porqué no son las experiencias dadoras de vida las que generan una noticia? Será que nuestro morboso interés se ve más atraído por lo destructivo? Será nuestro temor de identificarnos con las víctimas y con los débiles lo que nos motiva a estar curiosos por los violentos y los poderosos? Señalará esto una tendencia negativa del ser humano como depredador?
Los países desarrollados están a favor del neoliberalismo y la globalización que aumentan la miseria e incluso la violencia y se convierten en una metáfora de la constante depredación social.
Nos seguimos comportando de maneras tan primitivas como las comunidades tribales, en las cuales el homicidio también estaba presente como una conducta primaria, primitiva, que requiere de la intervención del control social formal y especialmente de las ciencias del comportamiento cuando se descubre que son las motivaciones psicológicas las que subyacen una conducta tan peligrosa, repetitiva y compleja.
Al referirnos al homicida serial hacemos alusión a la definición de Homes y Deburger (1988) citados por Egger (1999) persona que mata reiteradamente y logra cometer más de 3 muertes, generalmente opera individualmente, cada vez que lo hace mata a una sola persona, que no suele tener algún vínculo con la víctima, que carece de móviles claros y que lo hace en diversos momentos, pasando por pausas o intervalos de "enfriamiento". Actúan como depredadores, acechan, se acercan y matan.
También existen mujeres asesinas seriales, pero son desestimadas por el sistema judicial, tal vez porque ellas no utilizan métodos violentos, sino letales como el envenenamiento o porque no tienen estadísticas de víctimas tan altas como los hombres homicidas. En todo caso acá también se hará referencia a los hombres, ya que sobre ellos existe una mayor documentación.
En los homicidas seriales en su proceso de "caza" de víctimas según Joel Norris(sf) se pueden diferenciar varias fases entre las que se encuentran las siguientes:
Áurea: fase de aislamiento social e inclusión hacia el mundo de fantasías de muerte y destrucción. En sus fantasías ellos crean otra realidad, una en la cual tienen el control total y no se sienten amenazados, sino dominantes. La fantasía por si sola puede satisfacerlos momentáneamente, pero también puede ser insuficiente e impulsarlos imperiosamente a matar.
Pesca: fase para elegir y frecuentar sitios adecuados para encontrar a su víctima
Seducción: el cazador humano en esta etapa puede actuar con violencia directa e inmovilizar a sus víctimas o también puede experimentar un placer especial por atraer a sus víctimas y burlar su autoprotección. Esto último lo realizan los más experimentados y versátiles.
Captura: Periodo en el cual "cierran la trampa" y disfrutan de las reacciones de terror a las víctimas, utilizan medios físicos o psicológicos para inmovilizarlas.
Asesinato: momento el que los asesinos seriales aniquilan, utilizando su modo de operación en particular, su estilo personal, durante el homicidio experimentan clímax.
Fetichista: El homicida guarda un fetiche que le permita recordar su hazaña, revivir la escena. Recauda un trofeo que le permite prolongar la experiencia.
Depresivo: Crisis post homicidio que puede llevarlos incluso a tener ideas suicidas, aunque pocos de ellos consuman su propia muerte.
Independiente de estas fases descriptivas, todos los casos de homicidio obtienen un resultado similar, eliminan una víctima inocente y así se involucran en una conducta típica, antijurídica, culpable y punible, por lo que siempre tendrán la atención y la intervención de profesionales del derecho, la criminología y la policía judicial.
De estos últimos profesionales, de los investigadores criminales traeré una clasificación de los homicidas que nos permita adentrarnos en el tema, es decir, no me basaré en una taxonomía psicológica o científica en esta primera parte.
Existen útiles subdivisiones de los homicidas que resultan ser valiosas al momento de comprender el fenómeno.
Homicida según el orden del lugar de los hechos. Según la planeación del crimen y las evidencias dejadas en el lugar de los hechos.
Desorganizado: A mayor desorganización del lugar de los hechos, mayores evidencias, mayor facilidad para la captura e incluso mayor juventud e inexperiencia criminal.
Organizado: A mayor organización mayor planeación, menores evidencias, menos facilidad para su captura, mayor experiencia delincuencial y mayor edad.
Homicida de grupos. Es el que aniquila a varias personas al mismo tiempo. A su vez esta dividido en:
Homicida Familiar, que es el que mata a su familia y algunas veces se suicida él mismo.
Homicida múltiple: Es el que mata a un grupo de desconocidos, se asocia a periodos de agitación por enfermedad mental (psicosis, paranoia, maniaco-depresión)
Homicida según la movilidad.
Sedentario. Mata en una misma zona, es geográficamente estable.
Itinerante. Es geográficamente transitorio, se dedica a matar y se traslada de ciudad para desorientar a las autoridades y evadir las investigaciones criminales. Puede o no usar varias identidades, obtiene lucro de actividades ilícitas o informales, nunca permanecen en trabajos estables, no conserva vínculos familiares, ni sociales.
Homicida según otras agresiones: Es decir que además del homicidio cometen otro tipo de lesiones personales o actos violentos contra sus víctimas.
Homicida sexual (asesino lujurioso). Es el que causa la muerte de sus víctimas, pero acompaña su hecho de actos sexuales, como violar a la víctima, cercenarle partes sexuales o genitales, introduce objetos extraños en sus orificios genitales o excretorios. El acto sexual se puede ver como una forma de usar y abusar de la otra persona, el pene puede ser considerado un "arma".
Homicida sádico: es el que arremete actos de tortura contra la víctima mientras ella esta viva.
Otros criminales realizan actos exploratorios con el cuerpo inerte de su víctima, produce evisceración, quema o descuartiza el cadáver.
Homicida según características de personalidad: Comprendiendo la personalidad como la fundamental motivación para la realización del acto, los subdivide en trastornados mentalmente y en personalidades antisociales.
Psicóticos. Los psicóticos son los que padecen de una enfermedad mental, como la esquizofrenia, la paranoia, el delirium tremes y motivados por dicho trastorno ejecutan homicidios. Se identifican generalmente como homicidas desorganizados.
Psicópatas. Son personalidades antisociales reincidentes, se caracterizan por parecer normales, tener capacidad de discernimiento y normal curso de pensamiento y lenguaje, no padecen de remordimientos, tienen encanto y afecto superficial, son manipuladores, ostentan megalomanía (autoestima distorsionada exageradamente positiva), mantienen conducta irresponsable hacia los hijos, hacia el trabajo y hacia su pareja, no establecen un proyecto de vida y desde la infancia presentan conducta antisocial y son reincidentes hasta que son capturados por la justicia, es decir, solo los detiene el control social formal.
Los psicópatas son personas con entidad clínica propia, pero que no han sido propiamente reconocidos como trastornados mentales, según la taxonomía del DSM-IV ni del CIE-10, ni tampoco han sido considerados como inimputables ante los tribunales Europeos, ni norteamericanos.
Varios autores reconocidos entre la criminología y la psicología jurídica como Hare y Garrido, afirman que el diagnóstico de psicopatía no coincide con los criterios diagnósticos del Trastorno Antisocial de la Personalidad del DSM-IV, ya que este último hace énfasis en criterios conductuales y no en rasgos y adicionalmente agrega la frase "5 de estos criterios permiten establecer el diagnóstico" pudiendo quedar excluidos los fundamentales.
A estas clasificaciones norteamericanas hay que reconocerles que representan una muestra del trabajo serio y experimentado que han realizado por más de 30 años, pero significará esta taxonomía norteamericana un conocimiento aplicable para Peru? Es probable que en Peru no tengamos asesinos organizados y desorganizados puros? Podrán existir otra clase de asesinos seriales diferentes a los psicóticos y a los psicópatas? De ser así cuales serían sus motivaciones y cómo serían susceptibles de tratamiento?
Aún desconocemos como se puede aplicar este conocimiento a muchas realidades nacionales, basándonos en la realidad y las estadísticas peruanas no podemos afirmar que tengamos psicóticos que hayan cometido homicidio serial, sabemos que han cometido homicidios únicos (numéricamente hablando).
Esto nos permite vislumbrar como el conocimiento internacional del tema supera significativamente la aplicación del mismo a nuestra realidad peruana, por eso más que interesarnos en los avances teóricos del tema deberíamos empezar motivando a los entes administradores de la justicia en la aplicación de los mismos a la investigación criminal y al control social formal.
Y debería interesarnos mucho más el tema de perecimiento de las víctimas, porque las cifras deberían recordarnos más a ellas que a los homicidas, "las víctimas no pueden ser asumidas como una cifra más en el ranking de las listas de Internet de los asesinos en serie", este delito para la víctima significó una experiencia única y definitiva, para el autor material significó tan solo un "trofeo más".
No existe la criminología sin la victimología, no podemos continuar con el negligente olvido de las víctimas, aunque es difícil que nos atraiga más la versión dramática y no la versión fascinante y poderosa del agresor. También considero que dar publicidad a los homicidas les puede resultar motivante, pues los medios de comunicación les aseguran despliegue social y reconocimiento de sus hazañas; hecho que puede ayudar a que otros criminales aprendan por modelamiento; por eso creo que debemos llamar la atención a los medios de comunicación sobre la responsabilidad social que tienen en el tema de publicitar la violencia y creo fehacientemente que nosotros mismos como audiencia y como sociedad civil debemos concientizarnos y asumir una posición ética que no refuerce a los victimarios.
Motivaciones subyacentes al homicidio serial
El homicidio como cualquier conducta humana tiene una motivación implícita, que puede ser un móvil antecedente o consecuente, para ilustrar la motivación antecedente se podría pensar en la venganza "mato porque esa persona me había hecho daño" y para ejemplificar la motivación consecuente podemos traer a colación el interés de lucro que observamos en nuestros jóvenes sicarios, los cuales se autodescriben como "soy un asesino a sueldo".
Es probable que existan infinitas motivaciones para aniquilar a otro ser humano y dependiendo de la motivación es posible que se atraiga el interés de ciertas comunidades, tanto para que expliquen el fenómeno, como para que propongan alguna forma de intervención.
Por ejemplo si se comete homicidio en aras de ideologías se atraerá el interés de las ciencias políticas o a la sociología, si la motivación para matar a otro es poderlo sacrificar en un "rito" se llamará la atención a las religiones; si el homicidio tiene un motivo pasional se atraerá a la psicología y a la psiquiatría; si la motivación es el lucro se atraerá la economía e incluso al trabajo social.
Para efectos del evento académico que nos convoca, me voy a referir al homicidio que atrae la atención y requiere la intervención de la psicología, razón por la cual quedan excluidos los homicidios en los cuales el lucro fue el móvil principal. También queda excluido el tema de homicidio único o simple, que puede haber sucedido como un hecho aislado en la vida del autor material; esto debido a que el título de la conferencia hace referencia al homicidio serial, que es una conducta reiterativa, que implica mayor alteración y complejidad de la topografía conductual. El modelo explicativo que usaré será el del multideterminismo bio-psico-social.
Factores neuropsicológicos correlacionados:
Raine presentó en la 4a. Reunión Internacional sobre Biología y Sociología de la Violencia (1.999) sus conclusiones de múltiples estudios con técnicas de neuroimagen que han demostrado que los psicópatas y personas violentas presentan deficiencias funcionales y estructurales en las regiones anteriores del cerebro. Concretamente encontró que padecen de una disfunción frontotemporal y dificulta el establecimiento inhibiciones conductuales o control de estructuras subcorticales filogenéticamente más primitivas como la amígdala; estas disfunciones en el plano comportamental se traducen en comportamientos irresponsables, arriesgados; en el plano de personalidad conllevan a impulsividad, inmadurez; en el plano social se traducen en dificultad para resolver problemas y para procesar grandes cantidades de información verbal.
El giro angular izquierdo también presenta un menor nivel de actividad, actividad fundamental porque es un área de confluencia de información proveniente de lóbulo temporal, parietal y occipital.
Esta disfunción disminuye la capacidad de procesar información verbal, se asocia a fracaso escolar y laboral e incluso a incapacidad en el procesamiento de información significados emocionales. Un asesino serial cuenta "se de esas emociones por los libros y por lo que las personas cuentan, pero no es algo que yo haya experimentado"
Su dificultad para procesar información emocional les dificulta establecer vínculos afectivos profundos, de allí su insensibilidad ante el dolor ajeno y su deslealtad, si a esto se suma déficit en inhibiciones estamos frente a un detonante de violencia conductual.
Menor actividad del cuerpo calloso de los asesinos y por ello menor control del hemisferio izquierdo sobre el derecho que es el productor de emociones negativas, adicionalmente lesiones de esta zona se asocian con dificultad en la expresión de emociones e incapacidad para comprender implicaciones a largo plazo de cualquier evento.
Menor volumen de sustancia gris prefrontal en contraste con el volumen de sustancia blanca que era igual para el grupo de asesino que para el grupo control.
Otro hallazgo interesante es de orden descriptivo establece una relación entre edad e inicio y declinación de la conducta violenta de los homicidas, afirma que la conducta homicida comienza en los jóvenes norteamericanos cercanos a los 20 años y disminuye su peligrosidad con el advenimiento de la 4ª década de vida del individuo. Esta descripción induce a inferir que un periodo de maduración neurohormonal refrenaría a los sujetos violentos.
La adicción a la violencia es otra teoría que se filtra dignamente entre las explicaciones que he elegido para compartir con ustedes , implica la comisión de un hecho que por primera vez se realizó tal vez por azar, por ensayo y error o motivado por una fantasía, pero que resultó tan gratificante para el individuo que cometió el punible porque le dispara los niveles de adrenalina de tal modo que le condiciona fuertemente y le motiva para repetir su acción . Alguno de ellos afirmaba, " es como una adicción, aprendí que tenía que hacer para sentirme completo".
¿Si aceptamos las explicaciones biofisiológicas, quiere decir que estamos afirmando que el homicida serial psicópata es un paciente trastornado mentalmente y que por ello no puede responder judicialmente por sus actos? No. Sencillamente estamos afirmando que existe un componente neurológico, que requiere de tratamiento, pero que se trata de un elemento que por si solo no explica un comportamiento tan complejo.
Seguramente las conductas prosociales también tienen un sustrato en el Sistema Nervioso Central y no por ello se las atribuimos exclusivamente a nuestro cerebro.
Factores psicológicos correlacionados:
La mejor forma de conocer las motivaciones de los homicidas seriales es hablar con ellos cuando están condenados y ya no tienen nada que perder si dicen la verdad, este es uno de los métodos de elaboración de perfiles criminales. Sckrapeck (1999) en un estudio con metodología de fenomenología empírica, se basó en narraciones personales de homicidas seriales condenados y logró identificar que sus motivaciones se centraban en la sensación de máximo poder/control y vitalidad durante la comisión del acto, en el cual alcanzaban la sensación de clímax por controlar a otro, se autopercibían como omnipotentes con poder sobre la vida y la muerte. Aunque fuera una sensación fugaz era innegable y esto les aliviaba de su frecuente sensación de debilidad, insatisfacción, de sinsentido y aburrimiento. Además los asesinatos los hacía sentirse vivos, experimentar un éxtasis eufórico el desfogue de una ira violenta que les producía gran placer, la sexualidad se asocia a la vitalidad, luego un estado de calma y por último de alivio, pero esas sensaciones no eran duraderas y después de cada asesinato se volvían más inquietos y se agitaban más fácilmente.
Las entrevistas con estos homicidas revelaron que tienen unas motivaciones similares a las de otras personas, sin embargo su necesidad de control, poder y vitalidad les llevan mucho más allá de las fronteras que nos retienen a los demás.
Otros autores han hecho una interpretación distorsionada del fenómeno y afirman que es la sensación de continuo malestar la que resulta acuciante para el homicida, es un elemento predisponente de su conducta criminal y ese malestar solo se alivia acudiendo al asesinato. y terminan así estableciendo una justificación científica para un hecho antisocial, brindando un tratamiento psicológico sustitutivo y evasivo de la pena privativa de libertad establecida por el Derecho Penal. Psiquiatra ruso.
Los principios del aprendizaje se pueden aplicar también a la explicación de este comportamiento, es decir, los homicidas aprenden por modelamiento "imitan un modelo", la mayoría de ellos afirma haber padecido humillaciones y haber sido víctimizados por otros, de manera que se justifican en la replicación de su modelo. O pueden aprender también por moldeamiento "alguien les va modulando su conducta, les retroalimenta y ayuda a perfeccionar", esta es la modalidad menos frecuente, pues parece que para ellos es más seguro actuar individualmente, además de que no tienen interés en relacionarse con otros, ni siquiera para ejercer su conducta delictiva. O pueden adquirir comportamientos por aprendizaje vicario "aprenden viendo directa e indirectamente”.
Aprenden también por ensayo y error, azarosamente hirieron a su víctima y al emanar la sangre les produjo una satisfacción inesperada que los llevó a repetir la conducta de herir para ver sangrar.
Los principios del aprendizaje permiten explicar como las carreras delictivas evolucionan desde conductas más frecuentes hasta otras menos frecuentes, desde los delitos de tasa alta a los delitos de tasa baja, que van desarrollando niveles de progresividad tal que los niveles superiores permiten inferir presuponer la previa exhibición de conductas inferiores.
Los estudios de psicopatía que datan de los años 80 afirmaban que los psicópatas tenían un dificultad para aprender e incluso lo demostraban con estudios empíricos de laboratorio y por tanto de baja validez ecológica, acudieron a esta explicación porque observaban su reincidencia en la conducta a pesar de recibir los mayores estímulos aversivos y también por los altos umbrales de dolor reportados por ellos. La conclusión de la autora es que ellos tienen un aprendizaje diferencial, aprenden lo que les interesa, desarrollan versatilidad criminal, van aprendiendo a dejar menos evidencias, a contestar los interrogatorios, etc. similar a cualquier otro ser humano, no aprenden lo que no quieren aprender y como no les interesa extinguir su conducta homicida no es efectivo ningún estímulo aversivo.
Al estudiar personalidades antisociales se encuentran cogniciones constantes entre las cuales está la justificación principalmente ellos se perciben a sí mismos como víctimas y creen que su padecimiento les justifica para hacer perecer a otros, como víctimas furiosas "que ellos actúan así porque también fueron víctimas y padecieron a manos de otros". Ellos de manera habitual culpan a otros, afirman que "las víctimas lo merecían", "que era una venganza", "que las mujeres estaban pagando por sus pecados, ya que una de ellas lo había humillado", "que en el mundo funciona la ley del más fuerte", "que es una fuerza superior a ellos, que los domina y los obliga a matar, que es un impulso que no pueden controlar".
También la justificación colinda con la estrategia de evitación de la responsabilidad que tiene tres factores principales: el primero es que los individuos con trastorno de personalidad antisocial se justifican y se sienten víctimas; el segundo, es que evitan la culpa y el tercero es su falta acentuada de remordimiento.
Bandura (sf), afirma que una forma de reforzar las autojustificaciones, opera por medio de la desconsideración o la falsa representación de las consecuencias de la acción. Cuando las personas deciden realizar actividades que son perjudiciales para los demás, ya sea por motivos de provecho personal o por móviles sociales, evitan enfrentarse o minimizan el daño que causan. "No le hice daño, la alivie del dolor que implica vivir" Recuerdan con facilidad la información que recibieron previamente sobre los beneficios potenciales del comportamiento, pero son menos capaces de recordar sus efectos perjudiciales.
Todas las anteriores distorsiones cognoscitivas se pueden asociar a la de Deshumanización de la víctima, que es el conjunto final de prácticas de desconexión moral opera también sobre los objetivos de los actos violentos Una vez deshumanizadas, las víctimas potenciales ya no son consideradas como personas con sentimientos, esperanzas y preocupaciones, sino como objetos sub-humanos a los que se ve como "prostitutas", "basura humana" "un daño colateral", "salvajes", "espíritus satánicos" u otras denominaciones similares y así se les percibe como sujetos insensibles a los malos tratos y solo capaces de dejarse influir mediante el empleo de métodos duros. Así la deshumanización de las víctimas disminuye las reacciones empáticas y el remordimiento.
Cognoscitivamente los criminales violentos utilizan adicionalmente la estrategia de manipulación se encuentran argumentos como el decir que están enfermos, que padecen una enfermedad mental, que tienen personalidad múltiple, que están dementes porque alucinan y sus delirios los impulsan a cometer esos actos, que son inimputables y por ello no pueden ir a la cárcel, sino que requieren un tratamiento psiquiátrico. Otros piden perdón, con el objetivo de alcanzar alguna indulgencia, no porque se sientan profundamente arrepentidos, luego pueden burlarse de sus hazañas y ostentar que son buenos actores.
La impulsividad, la ausencia de miedo, la búsqueda de sensaciones y la extroversión, son otras de las características personales más populares en la psicología de la conducta criminal, que en forma de conglomerado o factor, se han asociado a teorías de muy diferente orientación han propuesto que las dificultades para reflexionar antes de actuar y para considerar las consecuencias futuras de la conducta ponen al individuo en riesgo de implicación delictiva (Romero, 2000).
Se explican como la manifestación de una alteración en los sistemas de control biológico, psicológico y social, que permite que la pulsión agresiva se origine y se manifieste en forma inmediata, sin medir las consecuencias, en el ataque al otro o hacia sí mismo, como acontece en los actos de automutilación o en los intentos de suicidio. Implica la existencia de un componente biológico, la pulsión que no puede ser controlada en forma eficaz. (Téllez, 2000).
En cuanto a la inteligencia los estudios no son concluyentes, algunos autores mencionan déficit y otros niveles superiores de coeficiente intelectual, lo cual se puede deber a que la inteligencia es una característica multifactorial y a que los estudios se centran en uno solo de sus factores. Los psicópatas no son más inteligentes, simplemente eso es un mito, al contrario tienen deficiencias en su CI Verbal, pero aprenden de su carrera delictiva y de los errores anteriores y lo que sucede es que son más hábiles para evadir la justicia.
El criterio de la buena inteligencia según Cleckley (1982), citado por Lykken, (2000) no significa que los psicópatas tengan un CI medio más elevado, sino que existen dos razones para pensar que tienen capacidad intelectual, la primera es que sus actitudes escandalosas no se deben a la simple estupidez y la segunda es que no se dejan intimidar, es decir, tiende a sacar el mayor provecho a su inteligencia en las situaciones en que los demás tenderían a parecer más tontos de lo que son en realidad.
Por otro lado, los estudios con las escalas para evaluar inteligencia de Wechsler constatan que, en los psicópatas, es el CI verbal (pero no el CI manipulativo) el que tiende a ser bajo; la discrepancia entre el CI verbal y el CI manipulativo parece ser mayor en los delincuentes reincidentes y en los psicopáticos.
El hedonismo también es un factor que está relacionado con el trastorno de personalidad antisocial, lo que se evidencia en su estilo de vida que consiste en vivir al día placenteramente y en la ausencia de planeación de metas de largo plazo. Para Walters (1990), citado por Echeburúa, (1996) existen dos factores cognoscitivos, los cuales van ligados con el hedonismo. El primero se denomina permisividad que consiste en el estatus privilegiado y prerrogativa para satisfacer los propios deseos, y el segundo es la autoindulgencia, inherente al ser humano y orientada hacia el placer. Las personas con trastorno de personalidad antisocial no aprenden el valor de la gratificación demorada, además tienden a la impulsividad, búsqueda de satisfacción y placer sin considerar las consecuencias de sus acciones.
Los homicidas seriales conforman un subgrupo de las personalidades antisociales, que según algunos autores presentan una distorsión de la autoestima, específicamente los psicópatas se han asociado a una exagerada autovalía, autoestima tan elevada que tiene que ser irreal, que se relaciona con egocentrismo, hedonismo y megalomanía, por eso a los homicidas seriales les gusta confesar, llamar la atención, brindar entrevistas a los medios de comunicación, tomarse fotografías, aparecer como celebridades criminales.
Factores sociales correlacionados:
Las teorías más frecuentes según Egger (1.999) son las de la socialización inadecuada que afirman que los asesinos en serie han sufrido durante su infancia, que presentan sentimientos persistentes de impotencia y desamparo, situaciones extremas de privación social y psicológica, abuso y abandono tempranos, falta de cariño por parte de los padres, con frecuencia tienen relaciones inusuales o no naturales con sus madres.
Al investigar los antecedentes de 4 de ellos que parecían muy similares entre si (Jhon Wayne Gacy, Henry Lee Lucas, Keneth Bianchi, Theodore Bundy), encontró grandes coincidencias en sus antecedentes familiares, todos eran hijos ilegítimos y tenían madres dominantes, o progenitores con problemas emocionales, o padres divorciados . La intensa rabia del asesino en serie parece ser un reflejo del horror sufrido durante la infancia.
Disciplina inconsistente, débil control social formal, establecimiento de bajo autocontrol
Autopercepción como víctimas que padecieron humillaciones de otros.
CONCLUSIÓN
• La violencia genera cambios en la conducta social, produce erosión del capital social, entendido éste como el conjunto de relaciones sociales y organizacionales que hacen posible la colaboración y cooperación entre distintos niveles de la sociedad para mejorar su nivel de desarrollo y de armonía.
• El ser humano tiende a identificarse con figuras de distinto matiz y, en ese espectro, desafortunadamente, también hay quienes se identifican con aquellos que actúan por fuera de la ley.
• La violencia obedece a causas múltiples y debe ser enfrentada con estrategias polivalentes; es necesario mejorar y mantener actualizada la información sobre las características y circunstancias en que ocurren los hechos de violencia; se debe privilegiar lo preventivo sobre lo represivo, con énfasis hacia los proyectos que actúen sobre las causas que pueden evitar la ocurrencia de violencia (prevención primaria); las intervenciones, proyectos o decisiones tomadas por autoridades, instituciones académicas u organizaciones no gubernamentales, deben hacerse con el debido planeamiento, seguimiento y evaluación de sus resultados.
• Las comunidades (ámbito local, municipal) deben ser parte activa de los proyectos, con claro derecho a proponer, modificar y actuar en su desarrollo; la sociedad civil (entendida como los sectores sociales que no forman parte del aparato del Estado, gobierno, fuerzas militares, legisladores, jueces y magistrados), tiene responsabilidad y derecho a apoyar e implementar acciones y proyectos preventivos; las condiciones locales y las comunidades dan la pauta para el diseño de políticas. En tal sentido, se invita a pensar con imaginación y a desarrollar propuestas colectivas, que lleguen y afecten a mayores grupos de población; los grupos vulnerables con mayor riesgo de ser víctimas deben ser atendidos en forma especial.